Esta es la primera parte de un studio cronológico de dos partes sobre los evangelios, que se enfoca en la preexistencia, nacimiento y ministerio de Jesús. La vida maravillosa de Jesucristo está basado en los esfuerzos excepcionales de escolares quienes, por siglos, han intentado poner a la vida de Jesucristo en un orden cronológico.A través de los años de historia y religión, no se encuentra una figura más controversial o cautivante, que haya tenido más impacto sobre instituciones o individuales, que Jesús de Nasaret. ¡Jesus es asombroso! Cada palabra de cada página de la Escritura proclama esta verdad. Los autores de los Evangelios tuvieron el privilegio de expresar el Verbo hecho vida en forma literaria. Nosotros podemos disfrutar de sus palabras. Mucho en la vida de Jesucristo es familiar, sea que usted haya asistido a la iglesia o no. ¿Quién no ha oido de Aquel que convirtió el agua en vino, o caminó por encima de las olas, o dio de comer a cinco mil con sólo unos pescaditos y un poco de pan? ¿O Aquel que lanzó a los demonios y curó enfermedades incurables en ese tiempo, aún curando enfermedades incurables de hoy? El gran médico que curó la ceguera, el parálisis, y la leprosía con compasión. Él restauró la vida y la esperanza. Cuando Jesús enseñó, Sus palabras eran más que pensamientos radicales o conmovientes. Cada vez que abrió su boca, Jesús habló la verdad que cambia la vida, y Sus palabras cayeron sobre oídos y corazones como la lluvia sobre tierra seca. Las ovejas perdidas oyeron la voz del Buen Pastor; pero el seguirlo, eso es otra cosa.Examinaremos juntos todas estas cosas y más en La vida maravillosa de Jesucristo. En vez de ir de prisa por estas historias que conocemos de la escuela dominical, vamos a ir despacio. Estas palabras son tesoros y las contemplaremos, viéndolas resplandecer en la luz. La permanencia de las Escrituras nos ofrece una oportunidad extraordinaria. Podemos explorar la vida de Aquel quien dejó la belleza, perfección y gloria del cielo para "ser hecho semejante a sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un misericordioso y fiel sumo sacerdote en las cosas que a Dios atañen, para hacer propiciación por los pecados del pueblo." (Hebreos 2:17)