La Obra del Espíritu Santo en nuestra salvación
Author | : THOMAS GOODWIN |
Publisher | : Felipe chavarro |
Total Pages | : 829 |
Release | : |
Genre | : Religion |
ISBN | : |
La obra peculiar del Espíritu, al sanar y restaurar nuestras depravadas y miserables naturalezas, haciéndolas vivas para Dios y santificándolas a su semejanza. La gran y misteriosa verdad de la trinidad de personas en un solo Dios, que es el fundamento de nuestra fe cristiana, y que, aunque no es contraria a nuestra razón, está tan por encima de ella, que nunca hubiéramos podido pensar en ella, si Dios no nos la hubiera revelado en su palabra, no es una mera noción especulativa, sino una verdad que concierne a la fe y a la práctica del cristiano; hasta el punto de que es necesario que todo el que se salve crea que hay tres personas, un solo y mismo Dios infinito y eterno, bendito por los siglos de los siglos. Porque ¿cómo podemos creer que Dios ha elegido a cualquiera de los hombres para hacerlos inmutablemente y para siempre felices; que el mismo Dios ha redimido y santifica a estos sus elegidos, si no creemos que este único y mismo Dios es tres personas, a las que se atribuyen claramente en las Sagradas Escrituras estas obras tan necesarias para nuestra salvación? ¿Cómo podemos confiar en el Dios de toda gracia y en sus infinitas misericordias, y adorarle y amarle por ese amor tan grande y ciertamente indecible, al enviar a su Hijo unigénito a morir por nosotros? ¿Y cómo podemos actuar con fe en nuestro bendito Redentor, como si hubiera venido voluntariamente al mundo para realizar la obra que su Padre le envió a hacer, a menos que tengamos pensamientos distintos de la persona del Padre que envía, como distinta de la persona del Hijo enviado por él? Y estas personas son igualmente Dios; porque cualquiera inferior no podría habernos redimido más de lo que podría habernos elegido o creado. Pero no son tantos y diversos Dioses; por tanto, son un solo y mismo Dios, igual en todas las perfecciones y gloria. El autor ha hablado de la obra de Dios Padre en el segundo volumen de sus Obras; y de la obra de Dios Hijo en el tercero, con gran claridad de luz de la Escritura, y por consiguiente con igual fuerza de evidencia para toda mente espiritual. En los discursos de este quinto volumen describe con la misma claridad y evidencia, en toda su gloria, la obra propia del Espíritu, al sanar y restaurar nuestras depravadas y miserables naturalezas, haciéndolas vivas para Dios y santificándolas a semejanza suya. Es una obra que demuestra que él es el verdadero Dios, al igual que el Padre y el Hijo; porque la vida es algo que sólo Dios puede dar, y un poder creador es tan necesario para producir una vida espiritual como una natural. Más aún, de los dos es más difícil (aunque nada lo es para Dios) resucitar un alma muerta que un cuerpo muerto. También es obra de Dios hacernos partícipes de la naturaleza divina (2 Ped. 1:4), como lo fue hacer a Adán al principio a su propia imagen. Para que nadie piense que estas verdades son meras sutilezas o controversias abstrusas, y que no es necesario investigarlas, el autor ha hecho, a través de todos los discursos, usos apropiados y pertinentes, que fluyen naturalmente de las doctrinas; lo cual puede evidenciar que como todas las verdades del evangelio tienen en su propia naturaleza una aptitud y una tendencia apropiada para fortalecer nuestra fe, y para mejorar nuestra santidad, y para hacernos no sólo más sabios sino mejores, así Dios las ha revelado como necesarias para que las conozcamos con estos propósitos. Y así como el Evangelio es peculiarmente adecuado para elevar y afinar nuestros corazones a los lazos de agradecimiento y a las alabanzas alegres a nuestro Señor Jesucristo (y al honrarlo honramos también al Padre), así esta doctrina de la obra del Espíritu Santo en nuestra salvación, que es también puro Evangelio, está adaptada para excitarnos a darle la gloria que se le debe; y al honrarlo, honramos tanto al Padre como al Hijo. He dado en el otro lado de esta hoja un catálogo de los MSS. en este volumen, para que el lector esté satisfecho de que tiene todo lo que prometí en las propuestas; y también puede ver que le presento varios otros discursos, que no ofrecí en ellos. Yo estoy enteramente tuyo en el servicio del evangelio, THO. GOODWIN.