¡Este libro es sobre ti! Sobre quién eres realmente, para qué fuiste creado, quién siempre has sido y lo más importante, quién no eres. Se trata de tu poder, autoridad, sanación, frutos espirituales y la última recuperación de tus derechos divinos. Este es un manual de instrucciones para ayudarte a aprender a identificar a tu enemigo real y la batalla que siempre has estado luchando en tu vida. Aprenderás a apropiarte de tu autoridad espiritual innata dada por Dios, para someter a tu oposición. Este material tiene la capacidad y la intención de renovar tu mente y tú auténtico yo espiritual. Es una obra profética de la Palabra de Dios de Santa Identidad, una renovación para tu mente inconsciente. También es un resucitador para tu espíritu: un recordatorio y un ejemplo de tu autoridad y derechos divinos en Cristo. Esta Palabra de renovación está predestinada a crear una redención transformadora, a un nivel más elevado, para aquellos que están dispuestos, listos y designados a recibirla. A menudo, debes pasar por una prueba de manipulación, por un tiempo para ser influenciado por el error, para evolucionar hacia una verdad superior. Comenzarás a identificar la mente carnal como un maestro que detiene cualquier movimiento sincero de Dios. Ahora podrás avanzar, seguir adelante, a medida que adquieras poder sobre tu herencia generacional, tu mente atemorizada y tus dudas: un poder espiritual serio. ¡El poder de Dios! Me gusta llamar a esta interferencia deliberada con la capacidad de acceder a nuestra conexión divina, El síndrome de la retención. La Biblia lo llama Enemistad contra Dios. Debido a que la mente carnal es enemistad contra Dios, porque no está sujeta a la ley de Dios, tampoco puede serlo. ROM. 8: 7 La antigua naturaleza, el Impostor de tu identidad, solo puede ser conquistada por la fe... no por una confesión de palabras, no por creencias intelectuales, no por la vana repetición de oraciones rituales o seminarios. Hemos estado consintiendo, incluso abrazando, a la oposición, no identificándola, no llamándola. ¡Eso está terminando contigo ahora! Nosotros, como pueblo de Dios, estamos obligados a poner fin a esta tendencia a la imprudencia. Dejaremos de permitir que la mente carnal, el ego, intente restablecer la ley. Por eso, la ley fue nuestro maestro de escuela para llevarnos a Cristo, para que podamos ser justificados por la fe. Gal. 3: 24 Nosotros, como seres espirituales, somos inocentes, nuevos. Venimos al Reino como hijos de Dios, asombrados y atemorizados, emocionados de lograr un nuevo propósito. Esto desequilibra al antiguo yo, a la antigua criatura, a la mente carnal. Pierde el control, y eso es exactamente lo que se supone que debe suceder. Creceremos en espíritu, en Cristo, y la carne disminuirá. Esto es la muerte de la carne. Él debe aumentar, pero yo debo disminuir. Juan 3:30